miércoles, 6 de mayo de 2015

"Persuadiendo" enjambres

Ya estamos en primavera, en plena temporada de caza de enjambres. Hace dos años perdí la mitad del colmenar por ignorancia (calculé mal lo duro que puede ser el invierno en Gredos y las abejas de una de mis dos colmenas murieron de hambre en abril).  Desde entonces estoy deseando llenar la caja que quedó vacía.

Este primer fin de semana de mayo subí al mediodía a dar una vuelta a las abejas y me encontré el panorama que podéis ver en las fotos y los vídeos. La colmena estaba enjambrando. ¡Vaya emoción!,  ya veía otra vez las dos colmenas a tope. Me bajé a por los bártulos y me preparé para ofrecerles un confortable hogar a las abejas que se agrupaban en el frente de la colmena y la piquera con la idea de salir volando. Las abejas estaban tranquilas y aunque en las imágenes se vea el ahumador lo cierto es que ni lo encendí. Subí a media familia a contemplar el espectáculo de ver miles de abejas agolpadas, y de paso a que me echaran una mano. Entre mi sufrido hermano Ángel, que bien se gana el bote de miel que se come al año, y yo pretendíamos capturar el enjambre, aunque más bien se debería decir convencer. En rigor, capturar un enjambre de abejas es  imposible porque las abejas no pueden vivir encerradas y lo único que podemos hacer es ofrecerles un lugar que les agrade. Esto requiere de un conocimiento y un arte que no se limita simplemente a meter los insectos en una caja.


Ahora, ¿qué dicen los libros que se ha de hacer para que los enjambres se queden con nosotros y no escapen de nuestro colmenar?

1.- Al enjambre formado se le ofrecerá una colmena o enjambrera usada en la que tengan cera vieja.

2.- Asegurarnos que en la caja vieja entra la reina fecundada.

3.- En la caja vieja se incluirá un cuadro de cría abierta con la idea de que las abejas así se sientan
ligadas a esta cría y no huyan.

4.- Confiar en que les guste su nueva casa.

Nosotros no fuimos capaces de detectar la reina entre tanta abeja y  no pudimos meter en la enjambrera ningún cuadro de puesta abierta por no encontrar ninguno en la cámara de cría de la colmena. Quizás pudieran estar en el medio alza, pero no caí y allí miré. Les puse una  cucharada de "atrapa enjambres" Abejar para compensar.

Con una tabla de corcho blanco colocada en rampa primero y luego con una sábana vieja conseguimos que las abejas entraran en la enjambrera, después de bregar con ellas gran parte de la tarde. Es impresionante verlas entran como si atendieran a una llamada a la vez que baten las alas con el abdomen levantado (esparciendo las feromonas que emanan de su glándula de Nasanoff).

A la mañana siguiente temprano, con un cielo gris que anunciaba agua para todo el día,  me acerqué al colmenar y las abejas habían abandonado la enjambrera. Había bastantes abejas en la piquera así es que supongo que habrían aplazado la enjabrazón por el cambio de  tiempo. Ya no estaban mansas como el día anterior y alguna se me vino a la cara como una bala aún estando a más de diez metros de la colmena.

Poco más podía hacer, era domingo, amanecía lloviznado y se acaba el puente, así es que dejé la enjambrera preparada en el colmenar por si se lo pensaban mejor y a lo largo de la semana tenían a bien ocupar la caja y darme una alegría.  Me volví al pueblo.

Ahora, ya sé que es a mediados de abril cuando he de dividir la colmena y que es a primeros de mayo cuando debo estar preparado para "capturar" algún enjambre.

Este año quizás no podrá ser y continuaré con mi única colmena pero la experiencia de ver el enjambrazón ha sido algo inolvidable.






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